Los problemas que evidenciamos cuando somos niños muchas veces los reflejamos al ser adultos, dando como resultado que la mayoría de las personas que sufrieron de heridas emocionales en su niñez no expresen lo que realmente sienten o piensan.
Las heridas emocionales nos vuelven más agresivos hacia otros, causamos heridas a los demás a través de insultos, groserías y críticas, es decir, que buscamos afectar de manera negativa a familiares, amigos y conocidos.
Las 5 principales heridas emocionales
- Miedo a ser abandonado: La soledad es el mayor enemigo de quien evidencio el abandono en su niñez, creando en quienes padecen de este problema, miedo a ser abandonado causando que constantemente se separe de sus seres querido o su pareja por miedo a ser abandonado primero.
- Miedo a ser rechazado: esta es una de la heridas más profundas que se pueden vivir porque representa muy internamente que esa persona se rechaza a sí mismo, siendo esto causado desde un principio por el rechazo de sus padres o familia generando esos pensamientos negativos de rechazo en la persona afectada.
- El individuo que se siente rechazado no se siente capaz de merecer afecto lo cual crea un vacio en su interior.
- Sentirse humillado: En este caso la persona siente que es criticado y desaprobado a toda costa, este tipo de actitud nace en el momento en que los padres o familiares llaman a sus hijos tontos o torpes delante de un grupo de personas.
- Traición o miedo a confiar: Este es causado cuando el niño siente que ha sido abandonado o traicionado por alguno de sus padres o ambos, generando desconfianza o muchas veces envidias por no haberse sentido merecedor de lo prometido por sus padres lo que luego será representado en un adulto totalmente controlador.
- La injusticia: Se origina debido a que los padres o cuidadores son fríos e insensibles siendo la consecuencia de esto crear un niño que al crecer será un adulto rígido y siempre buscara el perfeccionismo queriendo ser ellos los más importantes.
¿Se pueden sanar las heridas emocionales?
SI, las heridas emocionales pueden ser sanadas a través de ciertos criterios o pasos a seguir por el individuo que lo presenta, siempre y cuando no sea lo suficientemente tarde o se realice sin ningún tipo de interés, por lo que se debe poner el mayor esfuerzo en realizar los siguientes pasos:
- Acepta tus heridas tal cual y como son: las heridas siempre nos acompañaran pero queda de tu parte si las deseas aceptar ,siempre y cuando nunca te cierres a la posibilidad de saber y entender que son parte de ti.
- Acepta el hecho de que le temes a algunas circunstancias: tener la voluntad y el valor de aceptar de sobrepasar nuestras heridas es el primer paso a la comprensión de nuestros problemas.
- Date el tiempo suficiente o el derecho de molestarte con aquellas personas que influyeron en el daño de tu herida: esto implica que entre más daño nos causen las heridas más natural y humano será molestarnos con las personas quienes nos las infligieron.
- Ninguna herida será sanada si no la aceptas previamente: como de todo lo malo se aprende estas heridas también te enseñaran, aunque no estás del todo de acuerdo será lo mejor.
- Darte cuenta de cómo te han afectado las heridas con el pasar de los años: lo más sensato e ideal es quitarnos toda carga que traigamos del pasado sin juzgarnos ni criticarnos, porque solo así podremos tener una mente más clara que nos permitirá a la final visualizar las soluciones para nuestras heridas.
Lo ideal sería reflexionar sobre cómo nos ha afectado estas heridas y si hemos causado daño a alguna persona por estas mismas disculparnos y aceptar nuestra condición para así lograr olvidarlas y continuar con nuestra vida cotidiana de una manera más sana y sencilla, donde esas heridas desaparecerán de nuestra vida y nos permitirán ser feliz plenamente e incluso mejorara nuestras relaciones interpersonales no solo con nuestras amistades sino también con nuestros padres que a pesar de ser la fuente de nuestras heridas nos aman y aprecian de cualquier forma, con o sin defectos, con o sin heridas, agradecer el tenerlos y perdonarlos será nuestra mejor sanación.